Kleber Mendonça Filho: La celebración de lo colectivo
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En el marco de la vigésima tercera edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), uno de los eventos más importantes del cine latinoamericano, la Filmoteca de la UNAM hará entrega de su máxima distinción: la Medalla Filmoteca UNAM, que durante casi cuarenta años ha reafirmado el compromiso de nuestra institución en la difusión, preservación y valoración crítica de las obras cinematográficas como manifestaciones artísticas dentro de la industria.

Más allá del reconocimiento, la función honorífica y el valor artístico, esta medalla —elaborada con un 99.9% de plata recuperada del proceso de revelado de los laboratorios de la entidad— simboliza el vínculo entre la creación cinematográfica y la memoria. Se entrega a destacadas figuras nacionales e internacionales que conciben el cine como un ejercicio de reflexión y como una forma de enriquecer el patrimonio fílmico, el lenguaje cinematográfico y la relación del cine con la sociedad y la condición humana. Por ello, su entrega siempre adquiere un sentido oportuno.

Entre las y los cineastas que recibirán esta distinción en el presente año, se encuentra el director brasileño Kleber Mendonça Filho, cuya película más reciente, El agente secreto (2025), inaugura el festival. Ahora bien, habrá varias y varios que se preguntarán: ¿Quién es este cineasta? ¿Por qué se le otorgará este reconocimiento? Quienes asistan al llamado que lanza la Filmoteca UNAM descubrirán, cómo lo hice al acercarme a su filmografía, a un cronista visual cuyo enfoque resuena con una audiencia tanto latinoamericana como global, a partir de situaciones cotidianas en Brasil.

“El agente secreto” (2025), protagonizada por Wagner Moura, ganó en el Festival de Cannes los premios a Mejor Dirección, Mejor Actor y el Premio FIPRESCI de la crítica internacional. Cortesía: FICM

La filmografía de Kleber Mendonça Filho, siete largometrajes y numerosos cortos, se distingue en buena parte por ser una celebración de la humanidad y la vida, tomando como ejes el cariño hacia su ciudad natal, Recife, y la cinefilia —Mendonça Filho se desempeñó como periodista y crítico cinematográfico antes de dirigir largometrajes—. Estos aspectos se hacen evidentes en su película más aclamada, Aquarius (2016), y en el documental Retratos fantasmas (2023).

En Aquarius, Sônia Braga interpreta a una mujer de la tercera edad que se rehúsa a vender su apartamento a una empresa de construcción que ha adquirido todo el lote con excepción de su casa. Más allá de resaltar la obstinación y la dignidad, la cinta nos recuerda que un hogar no se define por sus objetos materiales, vistas hermosas o por su valor en el mercado, sino por lo que representa para quien lo habita: un espacio lleno de memorias, anécdotas y humor. ¿Cuántas paredes no han escuchado y observado interminables risas, cantos y bailes? ¿Cuántos muebles no han sido testigos de apasionados encuentros íntimos? ¿Qué lugar tiene un simbolismo tan especial como compartir fiestas de cumpleaños o reencuentros amistosos?

Por su parte, en Retratos fantasmas, Mendonça Filho recorre los espacios de Recife que alguna vez albergaron teatros de cine, hoy desaparecidos desde inicios del siglo XXI, mientras entrelaza anécdotas personales con imágenes de archivo filmadas en su juventud. Aunque la temática principal es la nostalgia, este ensayo visual es una saeta de cariño a esos lugares donde el ritual colectivo del cine reunía a la comunidad para compartir carcajadas, tristezas y gritos de miedo o sorpresa. Un homenaje a la cinematografía, a la forma en que la conocimos, nos enamoramos de ella y decidimos dedicarle nuestra vida.

Mendonça Filho también ha mostrado interés en temáticas sociales de su país y en la forma en que los objetivos colectivos triunfan sobre lo individual. El mejor ejemplo es Bacurau (2019), que codirigió y coescribió con su paisano Juliano Dornelles, sobre un ficticio pueblo remoto en el noreste brasileño que se enfrenta a una amenaza invasora. La cinta, si bien destaca por ser mezcla de varios géneros cinematográficos —ambos la describen como un western revisionista mezclado con el género de horror y la Guerra de Vietnam—, también expone una representativa atmósfera del espacio rural latinoamericano. La aldea de Bacurau presenta rasgos del realismo mágico y de las novelas de Gabriel García Márquez, celebrando la capacidad de su comunidad para unirse y resistir frente a los intereses externos.

Aquarius y Bacurau, con sus subtextos sociales y políticos que establecen vínculos entre México y Brasil, logran un mayor alcance al abordar sus temáticas a través de metáforas y alegorías: gentrificación, desalojo y memoria para el primero; violencia rural, abandono estatal y colonialismo para el segundo. En ambas, el lenguaje visual es clave: desde evocar diferentes emociones a partir de escenas tan distintas, hasta transmitir un sentimiento de identidad a través de un hogar, o de impotencia y empatía hacia las comunidades marginadas. El cine es forma y fondo, aspectos que la medalla reconoce más allá del estilo o el prestigio.

Kleber Mendonça Filho y Wagner Moura detrás de cámaras en “El agente secreto” (2025). Créditos: Laura Castor

Con la entrega de la Medalla Filmoteca UNAM al cineasta brasileño se fortalece el diálogo entre las tradiciones cinematográficas latinoamericanas. Además de su significado cultural, este reconocimiento transmite la imagen del cine como un lenguaje universal, que celebra la preservación del archivo fílmico internacional, la memoria colectiva, el panamericanismo y la capacidad de la unión para prevalecer frente a intereses egoístas y/o externos. En un contexto actual convulso, en el que Latinoamérica enfrenta hostilidades y descalificaciones desde el norte, resulta necesario fomentar una unión intercultural y social para existir y resistir.

La distinción a Kleber Mendonça Filho no solo es un homenaje a su variada filmografía, sino también una reafirmación del cine como lo que es: narración visual y herramienta para interpretar el mundo. Su filmografía se compone de propuestas singulares que alcanzan lo universal: la metáfora del hogar como microcosmos de una vida; la idea de que la humanidad no reside en lo material, sino en los momentos compartidos con la familia y las amistades; la preservación del patrimonio fílmico; y la visión de los palacios de cine no como simples refugios de la nostalgia, sino como templos rituales dedicados al festejo y al espectáculo. Todo ello siempre a favor de lo colectivo, de lo comunal, del grupo sobre lo individual, en pos de la resistencia y la dignidad.

La entrega de esta medalla al cineasta brasileño es una celebración a nosotros mismos. Su visión de camaradería y colectividad hace eco, implícitamente, al lema de la UNAM: Por mi raza hablará el espíritu. Como sociedad, se busca el conocimiento, la igualdad y una identidad más equitativa y unificada. Si estas palabras no pueden decir más, dejemos que ahora sus películas sean las que hablen por él.

Daniela Michel, Emilie Lesclaux y Hugo Villa le entregan la Medalla Filmoteca UNAM a Kleber Mendonça Filho en el 23er FICM. Cortesía: FICM
Alejandro Herrera Arévalo
Sección: Memoria viva -

Alejandro Herrera Arévalo

 

(Bogotá, 2000). Estudié cine en mi natal Colombia antes de comenzar la carrera de Historia en la UNAM. Me apasionan la literatura, la escritura y el cine, especialmente por su capacidad para narrar y reflexionar.

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