Acudir al encuentro. 15 años del Festival Internacional de Cine UNAM

¿Qué significa un encuentro? Si lo pensamos en el sentido más literal del concepto, para muchos significa “dar con algo que se busca” o “concentrarse en un lugar en común con otras personas”. Si cavilamos más sobre esta idea, también podemos pensar en lo que se genera a partir del encuentro, el cual puede representar un cambio significativo en nuestro entorno, así como en nosotras y nosotros mismos. Nunca permanecemos iguales después de él.

El Festival Internacional de Cine UNAM es, precisamente, un posibilitador de encuentros: en las salas de cine, en las proyecciones, en las clases magistrales o en las charlas entre las y los asistentes. Por ello, no podíamos sino celebrar sus quince años de conectar miradas, de encender debates y de nutrir la escena cinematográfica con propuestas audaces y reflexivas que voltean a donde el cine convencional olvida mirar. Para sumarnos a sus festejos, conversamos con Maximiliano Cruz y Fernanda Becerril, Director Artístico y la nueva Directora Ejecutiva del Festival, respectivamente. Él genera una narrativa que define la identidad de cada edición, y ella aporta una nueva energía y perspectiva a este importante aniversario.

Fernanda Becerril fue una de las personas que participó en FICUNAM desde 2011, su primera edición. A lo largo de siete años fungió como coordinadora general. ¿Cuál es su impresión al regresar al Festival con un nuevo cargo? “Es muy emocionante regresar a casa, pues es un proyecto que me formó. Desde el primer momento aprendí, me abrió los ojos a un universo cinematográfico que no conocía y a cómo se realizaba un evento de esta naturaleza. Estoy muy feliz de regresar a un proyecto que me dio las bases para mi formación profesional”.

La continuación y consolidación de FICUNAM requiere perseverancia y retos; para Becerril, uno de ellos es llegar a una comunidad universitaria conformada por más de 300,000 estudiantes. Para concretarlo, el Festival utiliza alianzas estratégicas con plataformas como MUBI en lo digital, Canal 22 y TV UNAM en televisión, pues comprende que las audiencias y los formatos cambian constantemente, sobre todo después de la pandemia de COVID-19. En la misma plática, Becerril destacó el crecimiento de espacios de exhibición alternativos en todo el país (como cineclubes), fundamentales para crear oportunidades de exhibición a las distintas propuestas cinematográficas del cine mexicano e internacional.

Quien lo haya experimentado sabe que, a través de su oferta cultural, FICUNAM abraza al público, a realizadoras y realizadores, al jurado, al equipo y a las voluntarias y voluntarios que lo conforman. “Cada una de las áreas y actividades complementarias a las proyecciones tiene ciertas particularidades que responden a los intereses del público, tanto universitario como general”, comentó Becerril. “Por ejemplo, Aciertos fue muy significativa para mí. A partir de ella se desarrolló el taller ‘Laboratorio FICUNAM’ enfocado en comunidades vulnerables. Cada sección tiene su sello y aporta a la identidad del Festival. Es muy bonito ver el resultado del esfuerzo de todo el equipo. Ver que las salas están llenas y que el público pueda disfrutar de toda nuestra propuesta”.

Maximiliano Cruz, también involucrado en FICUNAM desde sus orígenes, se suma: “El Festival también ha sido una escuela, es algo que me estimula todo el tiempo aún cuando llevo varios años en él. Es un ejercicio permanente de aprendizaje. Eso es algo que valoro mucho”. Además, nos explicó que este espacio mantiene su identidad y perfil programando entre 120 y 150 títulos anuales, cortos y largos. Destacó que busca el diálogo entre el cine contemporáneo y el cine clásico, y en este horizonte buscan “películas propositivas, innovadoras, arriesgadas, pero siempre con esta conciencia de que sea un cine que aporte algo al lenguaje y que seguramente va a dar frutos en el futuro”. Bajo esta premisa, Cruz nos reveló que, para esta decimoquinta edición, la curaduría también fue un trabajo de remembranza: de películas, de realizadoras y realizadores que han formado parte de él y que han sido ancla para las obras futuras del cine. Además, este año el encuentro con la memoria fue aún más significativo, pues los programadores tuvieron la oportunidad de evaluar las películas en ese espacio donde el tiempo parece suspenderse: las salas de cine.

Cruz reconoció el trabajo de todo el equipo de programación, pues, junto con ellas y ellos, define y establece las narrativas y temáticas del Festival, lo cual implica sensibilidad y conciencia sobre lo que sucede en el entorno y la sociedad. Esto contrasta con la idea arquetípica del curador que vive en su burbuja, apreciando solo “lo bello”, cuando en realidad es necesario considerar también temas de presupuesto y recursos. “Lo que procuro es que el ejercicio de curaduría sea una oportunidad para comentar el estado actual del mundo, pues el cine es algo sintomático. Lo poderoso del lenguaje cinematográfico es que puede cambiar el modo de ver la vida, nuestros comportamientos y la forma en que nos relacionamos”.

Parte fundamental de la personalidad del FICUNAM, aunque a veces invisible para el público, es la selección de jurados, ya que deben hacer un ejercicio crítico de las competencias y participar en actividades donde también pueden compartir conocimientos y reflexiones en otros espacios. Cruz explicó que su estrategia principal para la selección es combinar profesionales del medio (actrices, actores, directoras, directores, etc.) con personas del mundo académico, así como con críticas y críticos, manteniendo siempre una visión mexicana en los jurados internacionales.

Dentro de la oferta académica y formativa del FICUNAM destaca el Concurso de Crítica Cinematográfica Alfonso Reyes “Fósforo”, que en 2025 celebra su 15ª edición, reafirmando su importancia para las y los jóvenes interesados en sumarse al diálogo constante que promueve. “Fósforo” es un espacio valioso, especialmente porque es uno de los pocos escenarios donde la crítica es reconocida como parte fundamental de la creación cinematográfica, abriendo la posibilidad de tener una voz a partir del pensamiento y la escritura. Según Cruz, FICUNAM se ha convertido en una escuela formativa, especialmente a través del concurso “Fósforo”, que ha servido como semillero para las críticas y críticos de cine en México.

No hay momento ideal para el encuentro. Las personas, los lugares y las ideas están siempre frente a nosotras y nosotros, esperando un intersticio para comenzar las infinitas historias que nos llevarán a otros lugares. Ya sea como personas críticas, cinéfilas o espectadoras, FICUNAM nos invita a sumergirnos en las narrativas que habitan las salas, las conversaciones, los diálogos, y a ser parte de la provocación que transforma nuestra forma de mirar.

¿Quiénes seremos después de FICUNAM 15? Nos vemos del otro lado.