
—Teodoro piensa que no son suficientes motivos para ser detective apellidarse Belascoarán Shayne. Ser hijo de un capitán de marina vasco y de una cantante irlandesa de folk —dijo y pasó a sentarse.
Con un gesto, Ana María obligó a Teodoro a que no encendiese la pipa, y sonrió condescendiente.
—No, motivos son suficientes. Pero suena muy neoyorquino, muy cosmopolita, poco mexicano. Sospecho que no es demasiado serio.
“Días de combate”, Paco Ignacio Taibo II
La Ciudad de México tiene a un nuevo detective independiente en sus calles. Héctor Belascoarán Shayne dejó a su primera esposa, abandonó su aburrido empleo de ingeniero y pidió un curso por correspondencia para convertirse en detective. Algo apesta, pero no son las coladeras destapadas. Es el hedor de la corrupción y el silencio de las autoridades ante las atrocidades históricas del país. Con el inconfundible estilo del cine noir y el humor de la novela negra, la serie Belascoarán (2022) —coproducción de Netflix y la casa Perro Azul— retoma la historia del detective que inició sus andanzas en “Días de combate” (1976), la primera de nueve novelas escritas por Paco Ignacio Taibo II.
Rodrigo Santos, director ejecutivo y jefe de escritores de la serie, destaca en entrevista que, debido a la importancia que cobró la novela y los buenos recuerdos que conservaba de ella, se comprometió a hacer una adaptación que conservara el estilo del México de los setenta, pero bajo la mirada del cine noir. Y si bien el público de hoy reconoce una historia detectivesca cuando la ve en pantalla, el equipo se enfrentó al reto de crear una identidad visual que conjugara lo policiaco y lo mexicano, dos características indivisibles para situar la historia de Belascoarán, considerando que, en su caso, la capital del país, por enigmática y caótica, invita por sí sola al misterio y al asombro.
Sin embargo, y para conocimiento de nuestros lectores, nuestra filmografía ya contaba con distintos filmes del estilo desde la época dorada del cine mexicano, como Víctimas del pecado (1950) de Emilio Fernández o La noche avanza (1951) de Roberto Gavaldón, por mencionar solamente a dos. Como muchas otras, estas películas retoman la estética del expresionismo alemán para mostrar la cara agreste, agitada y violenta de la ciudad, valiéndose de encuadres complejos y de una iluminación que acentúa estos escenarios; además de trabajar con los temas clásicos del cine policiaco para desarrollar problemáticas habitualmente censuradas, como las pasiones desmesuradas, patologías y ambiciones egoístas. Rafael Aviña, crítico e investigador cinematográfico, vincula la presencia de algunas de las obras más representativas del cine negro mexicano con el sexenio del presidente Miguel Alemán (1946-1952), y rescata que si bien la población temía lo que anunciaban las noticias de los titulares de la nota roja sobre los crímenes del hampa, ellos “querían ver esas historias de pasiones extremas, de adulterio y crimen, de sangre y venganza” en la pantalla.

En este Belascoarán se conjugan entonces las imágenes del cine noir mexicano y los tópicos que comparte con el género de la novela negra. Surge un héroe (que es más bien un justiciero o un detective desconfiado) entre el humo de las vaporeras de tamales, en los vagones del metro, en el puesto de las quesadillas o en cualquier otro rincón que permita detenerse a resolver un misterio con ayuda de sus habitantes. En esta historia todo sirve: desde el conocimiento erudito que puede traducir la obra francófona que quedó en la escena del crimen, hasta un remedio casero para curar la resaca, pues, como buen detective mexicano, Belascoarán se adapta a sus circunstancias.
En vista de lo maltratada que está la justicia y la verdad entre las autoridades mexicanas, nuestro protagonista conseguirá todas las pistas y las soluciones a cada conflicto con sus propias manos, pese a sus propios vicios y errores —como los protagonistas de “El complot mongol” (1969) de Rafael Bernal o “El asesino solitario” (1999) de Élmer Mendoza—. Héctor Belascoarán representa ese desencanto social generalizado hacia el Estado, pero también el cariño y el interés en la población que busca esclarecer su situación. Por ese motivo, la historia de Belascoarán nos conduce no sólo a una entretenida y emocionante historia para acompañar los embates de este detective, sino que también pone en duda verdades históricas, dinámicas de poder y la complejidad de sobrevivir en un país que esconde las respuestas.

Adaptar la historia a nuestra época implicaba, por un lado, asumir el riesgo que corre toda producción cuando decide trabajar una obra literaria; especialmente si se consideran las expectativas —o incluso el rechazo casi inmediato— que generan en los espectadores este tipo de películas y series, ya sea por el placer apresurado de buscarles defectos o por lealtad extrema a los textos originales. Por otro lado, implicaba el reto de conseguir una ambientación que trasladara al público —nacional y no— al México de los setenta, con todo y la jerga chilanga. Con ese propósito, por ejemplo, se incorporaron imágenes del Archivo Histórico del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que colaboró con materiales para el rodaje del segundo episodio de la serie. Pero también están presentes las tragedias históricas que atraviesan los tres episodios —la matanza del 68 o el caso del cobalto-60 y sus seis millones de varillas de construcción radioactivas, por ejemplo—, así como la postura política de los personajes ante estos hechos. Sirva entonces para redirigir también nuestra mirada hacia los vacíos históricos sobre casos que pretendían pasar desapercibidos.
¿Es Belascoarán, el detective, un vehículo para recorrer esas calles y aspirar esos vapores, aunque no hayamos vivido esos años? ¿Encontraremos con él esas respuestas ocultas en este país? ¿Es Belascoarán, la serie, un sello más en esa imagen que, entre la nostalgia y el documento, construyen y reconstruyen el imaginario de la ciudad? En la pantalla, ambos están unidos. En nuestro disfrute, ambos se manifiestan vivos.
Referencias:
“Mex-noir, el perturbador cine negro nacional”. Rafael Aviña. Texto publicado en el sitio oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia. 20 julio, 2021.
Cinegarage. Podcast. Episodio 1183: Belascoarán y las series mexicanas. Octubre 10, 2023.
Belascoarán
(México, 2022)
Dirección: Ernesto Contreras, Hiromi Kamata, Gonzalo Amat
Reparto: Luis Gerardo Méndez, Paulina Gaitán, Irene Azuela, Silverio Palacios
Guion: Rodrigo Santos, Jesús Demar, Aura García-Junco, Augusto Mendoza
Fotografía: Juan Pablo Ramírez, Emiliano Villanueva
Una temporada. Tres episodios.
Cortesía: Netflix

Camila González López
Carrera y facultad: Lengua y Literaturas Hispánicas. Facultad de Filosofía y Letras (UNAM)
Una semblanza breve: Xochimilco (2003). Estudia la obra de escritoras latinoamericanas. Obtuvo el primer lugar del concurso Alfonso Reyes Fósforo (2021) y ha colaborado en otros festivales de cine. Paralelamente se dedica a la gestión cultural con La Cartelita y a la escritura creativa.
Carrera y facultad: Lengua y Literaturas Hispánicas. Facultad de Filosofía y Letras (UNAM)
Una semblanza breve: Xochimilco (2003). Estudia la obra de escritoras latinoamericanas. Obtuvo el primer lugar del concurso Alfonso Reyes Fósforo (2021) y ha colaborado en otros festivales de cine. Paralelamente se dedica a la gestión cultural con La Cartelita y a la escritura creativa.
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